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¿Enamorado?

Jungkook llegó casi a tiempo a su casa, tan sólo le bastó con cambiarse la ropa a una pijama, y desacomodar su cama por si su hijo pasaba por su habitación.

El tiempo le bastó para fingir ser un hombre mayor responsable de su desayuno a tiempo, poniendo los ingredientes sobre la encimera de su cocina, dispuesto a hacer algo no tan elaborado. Un poco de pan tostado con mermelada. Tocino y huevo, no más.

Tarareaba una canción, o mejor dicho, la canción que era su favorita junto a Jimin en su juventud. La habían escuchado la noche anterior, cantándola al mismo tiempo mientras se sonreían mutuamente, y pequeños besos iban a los labios contrarios.

No se sorprendió cuando la puerta principal de su casa fue abierta, mostrando unas maletas en la entrada, y después a su hijo con una sonrisa de oreja a oreja, mientras caminaba hasta su padre. Jungkook tuvo que poner en práctica sus mejores dotes de actor, para simular que para nada esperaba verlo en su casa y que no sabía que dejó a Jarin en casa de Jimin.

—¿¡Qué haces aquí!? Pensé que estabas muy ocupado con tus proyectos de la universidad —Jungkook alzó la voz mientras abrazaba a su hijo.

Jongsuk soltó una risa al separarse de sus brazos. Miró a donde su padre preparaba el desayuno, alzó ambas cejas, sentándose en el desayunador de la cocina.

—Jarin y yo nos ayudamos para acabar antes y poder venirlos a visitar el fin de semana, como sorpresa —sonrió.

Jungkook asintió, volviendo al desayuno antes de que se quemara por su descuido.

—Bueno, fue una sorpresa. ¿Dónde está Jarin? —apagó la hornilla, alcanzando sus platos para servir.

—La dejé en casa del señor Park —sonrió satisfecho cuando Jungkook dejó el desayuno frente suyo, junto a una taza de café—. Olvidó las llaves, entonces tuvimos que esperar a que abriera y se tardó bastante —torció sus labios. Jungkook apretó los suyos, escondiendo su sonrisa al saber que eso era por culpa suya—. Después el señor Park me invitó a pasar y estuvimos platicando, me quiso invitar a desayunar pero le dije que seguro tú estarías haciendo tu desayuno y prefería pasarlo contigo para que no estuvieras solo —tomó de su comida con el tenedor.

Jungkook bebía de su taza de café, asintiendo.

—¿Y cómo están los dos Park? —alzó sus cejas. No era necesario preguntarle por él mismo, siempre hablaba con su hijo cuando tenía tiempo, estaba al tanto de él—. No he visto al padre de Jarin en un tiempo, y tampoco a ella.

—Jarin está bien, se acostumbró muy rápido a la universidad, más que yo de hecho, pero aún así extraña a su papá de vez en cuando.

—Son muy unidos.

Jongsuk asintió.

—Y el señor Park igual está bien —formó una trompita con sus labios, detalle que llamó la atención de Jungkook—. Creo que mejor que antes, Jarin me ha dicho que lo ve más animado desde hace tiempo.

Fue cuando la conversación con Jongsuk se volvió más interesante para Jungkook.

—Eso es bueno, siempre lo he visto ser alguien muy tranquilo.

«Sí, claro. Más cuando está conmigo.»

Jongsuk sonrió de lado, bebió un poco de su café para después girar su cabeza hasta donde Jungkook. Quién volteó en su dirección y alzó ambas cejas para pedirle decir lo que tuviera en la punta de su lengua.

—Sí, todavía Jarin llegó conmigo un día. Estaba triste porque pensaba que su papá se había alegrado por no tenerla en casa, eso fue cuando empezó a notar su cambio de humor, pero apenas hace unos días llegó diciéndome que no era eso, sino porque ya tiene pareja, o eso fue lo que adivinó Jarin.

«Por mi culpa de gritar en el baño.»

—¿No le había dicho? —de repente comenzó a tener más interés en la supuesta pareja de Jimin. Le interesaba saber el opinión de Jarin acerca de ello.

Jongsuk negó y chasqueó sus labios, sin tener la mínima idea de porqué a las tantas preguntas de Jungkook, y su gran curiosidad por la familia de su novia.

—No, ella lo adivinó porque el idiota hizo ruido mientras hablaba con el señor Park —empezó a reírse con fuertes carcajadas, obteniendo una mala mirada de Jungkook sobre él.

—No deberías burlarte —habló con tono neutro, sin ningún ápice de diversión.

—Es que fue muy idiota, papá —volvió a reír—. Si sabe que su novio tiene una hija a la que aún no le quiere decir, por la razón que sea, al menos debe quedarse callado.

—No sabes si le pasó algo para hacerlo hablar, Jongsuk —su voz tornó seria.

—¿Como qué podría pasarle? —se cruzó de brazos, esperando una respuesta de su padre.

—No sé... —divagó por su mente, buscando una excusa para limpiar su nombre, aunque su hijo no supiera que se trataba de él—. Pudo haberse golpeado con algo, caído... asustado.

Jongsuk tan sólo rodó los ojos.

—Bien, eso no importa por más idiota que sea el novio del papá de Jarin —a pesar del insulto, Jungkook sintió el golpeteo de las mariposas en su estómago con esa simple palabra, que aunque no fuera una realidad, era algo a lo que esperaba llegar, y le daba ilusión escuchar en algún punto—. Lo bueno es que ahora se ve más feliz y alegre. Hoy no paraba de reír y sonreír cuando hablaba con nosotros.

—Siempre lo hace.

—Pero ahora era diferente. ¿Recuerdas cuando te conté a un inicio de Jarin y dijiste que lo sabías desde antes por la forma de mi sonrisa y mis ojos? —Jungkook asintió parpadeando varias veces—. Así es como lo noté hoy. Sus hoyuelos se marcaban más, como si sonriera desde lo más profundo de él, ¿sabes? Y sus ojos brillaban. No sé, me alegro de que esté feliz con quien sea que esté. Se lo merece después de tantas citas fallidas.

Jungkook agachó la cabeza, sonriendo por escuchar aquello.

No era su esperanza de volverlo a tener a su lado la que lo hacían ver esas cosas, en realidad Jimin volvía a confiar en él, y a sentirse cómodo a su lado. Lo estaba haciendo feliz nuevamente, uno de los deseos más grandes que tuvo desde que lo perdió, hasta que lo volvió a encontrar. Realmente estaba pasando. Jimin era feliz a su lado, no había otra forma de saberlo, Jongsuk ya se lo decía, y hablaba del brillo de su mirada, y sabía que los ojos eran la ventana del alma de cada persona.

Jungkook le hacía bien a Jimin, y Jimin le hacía bien a Jungkook.

Jongsuk se sentía feliz por la pareja de Jimin, y sabía que esa persona era la que causaba tantos sentimientos en el rizado.

Si tan sólo cuando ellos formalizaran lo suyo, y tomaran el coraje para decírselo a sus hijos... ellos lo siguieran viendo de esa forma. Les facilitaría todo.

Era su turno empezar a dar muestras a su hijo de lo que sentía por Jimin, o mejor dicho, por la persona que conoció en vacaciones.

—Jongsuk, yo tengo que decirte algo también —el castaño menor arrugó su entrecejo, preocupándose por lo que tuviera que decirle su papá—. ¿Recuerdas que en las vacaciones en Ibiza conocía a alguien? —Jongsuk asintió con el mismo gesto que antes—. Resulta que no vive tan lejos de nosotros, también es de aquí, Seúl, y sigo viéndome con él.

—Pensaba que era una ella.

Jungkook negó con su nariz arrugada.

—No —rió—. A veces salgo de la casa y voy a la suya, y aunque no hemos formalizado nada, yo le estoy teniendo mucho cariño. Nos estamos tomando todo con calma por ahora, pero debía decírtelo.

Jongsuk alzó y bajó sus cejas, mirándolo de forma coqueta, un gesto que hizo rodar los ojos a su padre.

—¿Te estás enamorando de ese él?

Jungkook pasó su lengua por sus labios, tomó un poco de comida de su plato antes de contestar. Moría por tener la libertad de contarle a su hijo de Jimin y de la forma en que lo hacía sentir, aunque fuera a base de pequeñas mentiras que omitían la realidad de un mínimo detalle.

—Sí, me estoy enamorando de él, Jongsuk.

«Siempre lo he estado.»

Su hijo dio golpecitos en la mesa, sonriendo y alzando su voz con una sonrisa de oreja a oreja. Él también se sentía bien de saber que su padre se comenzaba a aventurar a una relación.

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